El sabio es aquel que acepta de buena gana todas las circunstancias que la vida trae consigo en cada momento. Para vivir feliz en el presente sigue estos consejos.
No tiene sentido preocuparse, sentir angustia ni sentirse frustrado. Muchas de las cosas que nos ocurren y mucho de lo que ha pasado en el mundo no está en nuestras manos cambiarlo.
Nuestra mejor opción para vivir una vida tranquila y en paz es aceptar las circunstancias de la vida de buena gana. Debemos comprender que esa es nuestra única y mejor opción.
En el estoicismo Epicteto nos enseña a aceptar de buena. Gana todas las circunstancias de la vida. Pues no está en nuestras manos controlar los sucesos que nos rodean.
Si dejamos de preocuparnos por cosas que no podemos controlar ni cambiar podemos relajarnos y aceptar lo que la vida nos ofrece.
De este modo, asumiendo y aceptando la incapacidad de controlar los sucesos a los que se enfrenta, el ser humano puede alcanzar la ataraxia, la tranquilidad de espíritu.
Compórtate en tu vida como en un banquete. Si algún plato pasa cerca de ti, cuídate mucho de meter la mano. En cambio, si te lo ofrecen, coge tu parte. Haz lo mismo con tus riquezas, amigos, parejas, familia o cualquier otro aspecto. Si puedes lograrlo, serás digno de sentarte a la mesa de los dioses. Y si eres capaz, incluso, de rechazar lo que te ponen delante, tendrás parte de su poder.
Epicteto. Filósofo griego de la escuela estoica.
Además de esto, el estoicismo nos enseña a vivir en el presente ya que es el único periodo sobre el que tenemos algún control. De esta manera vivir feliz en el presente es mucho más sencillo, y agradable.
Por otro lado concentrarnos en el futuro es una pérdida de tiempo, y lo mismo sucede con el pasado.
Lo único que puedes hacer con el pasado es aprender de los errores y tomarlos como lecciones y enseñanzas.
Por otro lado el presente es el ejemplo perfecto de que si nos la pasamos viendo el mañana, perderemos la posibilidad de disfrutar el ahora.
Solo el momento presente es nuestro realmente y a él hemos de dedicar nuestra atención y esfuerzo. Y no dejemos que ni el pasado ni el futuro nos atormenten, pues el primero ya no existe y el segundo lo afrontaremos con la misma ecuanimidad y virtuosismo que el hoy.
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