Tengo una vida asombrosa, en realidad me encanta. Sobretodo cuando cometo errores y aprendo de ellos. De hecho, un buen día se disfruta más cuando aprendes de ellos.
Conforme caigo me conozco y poco a poco voy aprendiendo que la mejor manera de entender la felicidad es permitiéndote disfrutar de las experiencias.
Porque no hay cosas malas ni buenas, no hay un punto medio y tampoco hay extremos.
La vida es un cambio constante lleno de situaciones que a lo largo del tiempo nos construirá, y esas situaciones nos proporcionarán las herramientas suficientes para ayudar a arreglarnos a nosotros mismos cuando lo necesitemos.
No dividas los días en malos ni en buenos, entiéndelos como maestros; maestros exigentes y maestros nobles, maestros complejos y otros más emocionales…
Y te daré un consejo si quieres aprender a tener un buen día todos los días:
Toma nota, siempre toma apuntes de lo que hayas aprendido día a día. El tiempo no regresa. Solo avanza y cada día que no aprendes algo, será un día perdido
Me gusta ver la vida de esta manera, porque en cada paso que doy es un aprendizaje nuevo. No hay día en el que aprenda algo distinto. Solo tienes que estar con los ojos bien abiertos.
Debes aprender a observar los pequeños detalles, a escuchar con mucha atención. Tienes que ser inteligente con lo que permites que tu cerebro digiera.
Aléjate de todo pensamiento negativo y de toda actitud que intente ir en contra de tus ideales. Para poder estar bien con los demás, primero tienes que estar bien contigo. Para poder entender a los demás primero debes entenderte a ti.
Por eso cada día al despertar repito este mantra:
Todas las cosas que dependan de mí, las voy a hacer bien. Y si algo sale mal hoy, procuraré que no sea por mi culpa.
Y repetir esto no siempre funciona, soy un ser humano y todo el tiempo me equivoco, pero decirlo antes a veces sí que ayuda a tener un buen día
Lo que logramos internamente cambiará nuestra realidad exterior.
Plutarco.