Dicen que de adicciones también está hecho el hombre, y es que eso es tan cierto como decir que pienso en ella desde que amanece hasta que anochece… En este poema de amor, le escribo al amor de mi vida.
Y es que uno no se da cuenta de qué tan adicto es hasta que alucina sentir tanto el aroma como la textura de lo que ansía volver a tener.
En mi caso, yo no me había percatado del círculo vicioso en el que había caído hasta que empecé a sentir su aroma apareciendo de la nada, en cada cuarto en el que entraba y cada calle por la que transitaba ahí estaba ese olor.
Sin darme cuenta, lo seguía pensando que encontraría lo que tanto ansiaba.
El despertar con ganas de sentir eso, eso que recordaba con tanto gusto, lo que me traía —y trae— esbozando sonrisas a diestra y siniestra por donde sea que paso, después de que mi mente se engañaba al sentir la textura de su piel, las huellas digitales de sus labios, de sus dedos.
Después con el paso de unos cuántos insomnios, me di cuenta que ella ya era parte de mi, y no logro comprender cómo fue que se coló entre mis ideas y tampoco entiendo cómo es que ella está aquí, en cada letra que usted, mi querido y apreciado lector, está leyendo en este poema de amor.
Sentirse con la necesidad de satisfacer mis neuronas con su presencia entre mis labios, el deseo de ser cigarro y consumirme en su boca, de ser vino y pasar delicada y suavemente por su lengua y en ese entonces, en ése preciso momento en el que estamos tan cerca que nos podemos besar, y como decía Cortázar:
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope.
Julio Cortázar.
Adicción es no conocer de abstinencia cuando se trata de ti,
es creer que no se puede vivir sin ti, porque te sigo buscando a diario y te encuentro entre letras, adicción es no controlar los impulsos de querer agarrarte a besos una y otra vez, adicción es escribir este poema de amor, sin esperar que lo lea.
Adicción es estar hecho de ti y sin embargo, no dejar de ser yo, el que te hace feliz conservando mi esencia.
Dicen que de adicciones está hecho el hombre,
y eso es tan cierto como decir que su nombre va implícito en todas mis letras.
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