Tuve la oportunidad de ver la película Joker y me dejó pensando sobre los efectos que tendrá en las personas vulnerables mentalmente.
Es bien sabido que cuando una persona se siente identificada con un personaje, repite e imita su conducta, haciéndole sentir que alguien sabe por lo que está pasando o lo que llegó a sentir en alguna etapa de su vida.
De este modo, Arthur Fleck, mejor conocido como Joker, le da vida y humaniza a las personas que tienen alguna enfermedad mental. Demuestra lo ignorantes que somos y lo crueles que podemos llegar a ser con quienes padecen algún trastorno.
No hay espacios laborales. No hay inclusión. No hay comprensión. No hay apoyo del gobierno. No hay ni siquiera lugares de atención óptimos que permitan la reinserción social. No hay campañas de concientización. No hay nada para la salud mental.
La película no gira exclusivamente en la violencia ni mucho menos al anarquismo. De hecho, este Joker no es ni siquiera aterradora. Éste Joker toca puntos sensibles y lanza críticas al sistema de salud y asistencialista de los Estados Unidos de América, pero principalmente, humaniza y le da vida a un enfermo mental.
Joker o Arthur Fleck padece Incontinencia Afectiva, una condición neurológica que causa risa o llanto incontrolable, principalmente en momentos inapropiados. Tiende a afectar a personas con condiciones neurológicas preexistentes, según el sitio Health Line.
Fleck es hijo adoptivo de una madre con trastornos mentales que permitió que fuera abusado física, sexual y emocionalmente por la pareja de su madre adoptiva.
Arthur Fleck o Joker puedes ser tú, puedo ser yo, puede ser cualquiera de tus amigos o familiares.
Todos en algún punto de nuestras vidas podemos sentirnos con ese deseo de hacer algo que nuestra mente no es capaz de controlar.
Las personas se alarman por creer que ver dicha película hará que los rechazados socialmente salgan a destruir. Pero no…
Es la ignorancia lo que destruye el tejido social. El rechazo a la realidad. Ver con lástima a quienes tienen un trastorno. Asustarse por ver a una persona bipolar reír o llorar de un momento a otro. Ver con pena y lástima al esquizofrénico que se desnuda en las calles. Huir y sacarle la vuelta al indigente que pide dinero. Es llamarle exagerado o dramático a quien dice que tiene deseos de morir o de suicidarse.
A estas alturas no es vulnerable mentalmente quien tiene un trastorno mental. Es vulnerable mentalmente aquel, que en sus cinco sentidos, rechaza, victimiza, odia, huye y se asusta de quienes poseen alguna enfermedad mental.