Si yo pudiera darle un consejo a todas las personas del mundo sería este: Vive tranquilo. Disfruta la vida en paz. La soledad no es mala. Vivimos tan poco tiempo como para complicarnos la existencia con personas que viven amargadas desde que despiertan hasta que duermen.
Y no es que quiera estar sin compañía el resto de mi vida. Sino que a estas alturas simplemente ya no quiero cargar con las emociones de alguien que vive amargándose la existencia encontrándole el lado negativo a todo.
Me gusta vivir esta vida tan tranquila. Haciendo lo que me gusta y disfrutando todos aquellos momentos que no podía vivir por concentrarme en las malas vibras de las personas tóxicas.
A estas alturas aprendí que complacer a los demás no me ayudará a llegar a ningún lado, que para ser feliz tengo que hacer las cosas a mi manera. Entendí que tengo que vivir mis sueños y no vivir en los de los demás.
Esta vida es demasiado corta. Prefiero vivir en esta soledad acompañada de todo lo que me gusta, a vivir con falsas personas que solo se me acercan cuando les conviene.
Más vale tener pocos amigos que muchas falsas amistades. Vale más la calidad que la cantidad. Porque pensándolo así: La soledad no es mala.
Con el paso del tiempo aprendí que la soledad no es del todo mala. Que en esos momentos donde solo soy yo y mi vida es cuando más he disfrutado, porque nadie entiende los conceptos de libertad.
En esta vida todos quieren hacer de una persona una propiedad, un objeto al cuál le dicen cómo vestirse, cómo hablar y cómo caminar.
Por eso prefiero vivir para mí.
Y si alguien llega y me acepta tal cuál soy, que se quede. Porque si me respetan, yo respeto.
Si me aman, yo amo.
Pero si me traicionan, yo no perdono.